Se hace con UPC, de apenas 500.000 suscriptores. ¿Por qué?
La operación es, en realidad, una anécdota. La estadounidense Liberty Global, que supera los 50 millones de clientes en Europa y América, vende a la alemana Deutsche Telekom una cablera austriaca con dos tercios menos de clientes que el principal actor del sector en el país. Y se embolsa 1.900 millones de euros.
A simple vista parece una operación un tanto extraña, pero no lo es si analizamos de cerca las trayectorias de cada uno de los implicados: Deutsche Telekom viene de algunos fracasos en Estados Unidos, donde no ha conseguido fusionar T-Mobile USA con Sprint; ahora refuerza su posición en un mercado de habla germana. Liberty Global, por su parte, se deshace de activos en Europa para mejorar su capacidad de maniobra de cara a la reanudación de las conversación con Vodafone para fusionarse, compañía con la que ya ha emprendido un proyecto conjunto en Países Bajos.
Esta anécdota es importante por el trasfondo que encierra: las telcos se han convertido en actores de extremo interés en el mercado digital por su posición de actores centrales e imprescindibles para el desarrollo de la nueva economía. Estas operaciones demuestran el movimiento de una industria que busca su reconfiguración para hacer frente al enorme poder logrado por las Big Five (Apple, Amazon, Google, Facebook y Microsoft). Un poder ganado en la Red, ese espacio abstracto que llega a los usuarios a través de la infraestructura de las mismas telcos que ahora quien conquistar el ciberespacio con contenidos audiovisuales que marquen la diferencia a unas ofertas cuya técnica es muy similar, y cuyo margen de mejora es limitado en general. El futuro se está escribiendo.
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